Iglesia del Salvador

Tras los disparon de los falangistas del 9 de marzo de 1936, los obreros declararon un huelga general. Entonces se lanzaron a destruir todo lo que odiaban y querían destruir. La iglesia del Salvador, en el Albayzín, ardió entonces en llamas

Como consecuencia del tiroteo falangista de la noche del 9 de marzo de 1936, las organizaciones obreras granadinas convocaron una huelga general para el día siguiente. Se reclamaba la disolución de las organizaciones fascistas, su desarme y la destitución de los jefes "reaccionarios" de los cuerpos de seguridad. En principio la huelga se planteaba como pacífica. Pero aquel día Granada presenció los incidentes más graves del periodo republicano.

La huelga fue seguida de forma masiva. Pero la espiral de violencia se desencadenó: mientras que los obreros asaltaron y quemaron diversos locales y establecimientos, pistoleros derechistas apostados en terrazas y balcones comenzaron a disparar contra los huelguistas, causando al menos dos muertos y veinte heridos. El fuego se convirtió, otra vez, en una forma de destruir a los enemigos y a su mundo, purificando todos los males que representaban para construir un nuevo orden. Las llamas alcanzaron el local de Falange (ya en la cuesta del Progreso); el teatro Isabel la Católica, el tenis-club de Granada, identificados como espacios de ocio de las élites; los cafés Colón y Royal, lugares de reunión de la burguesía acomodada granadina; el periódico Ideal; los locales de Acción Popular y Acción Obrerista; y también fábricas, tiendas y domicilios de familias derechistas. El culmen fue la quema, en el barrio del Albayzín, del Convento de San Gregrorio Bajo y de la Iglesia del Salvador (Plaza del Abad, 2). De ésta sólo quedaron los muros. Para los incendiarios, la sociedad tradicional que querían destruir estaba representada por igual en cafés, espacios de ocio y en las propias iglesias. Las autoridades aseguraron que muchos vecinos del Albayzín impidieron, mediante tiroteos, la llegada de los bomberos para aplacar el fuego de las llamas.

El 11 de marzo la huelga continuó, ya sin incidentes. Más de 300 personas fueron detenidas. El gobernador civil y el militar fueron cesados. La última llama quedaba por prender: la de la sublevación de julio de 1936 contra la República, en la que comenzarían a implicarse a lo largo de la primavera militares y civiles derechistas granadinos.

 

Fuentes y bibliografía

 

Noticiero granadino, 10-12 de marzo de 1936

El Defensor de Granada, 10-12 de marzo de 1936

José Antonio ALARCÓN CABALLERO: El movimiento obrero en Granada en la II República (1931-1936), Granada, Diputación, 1990.

Juan Manuel BARRIOS: Iconoclastia (1930-1936). La ciudad de Dios frente a la modernidad. Granada, Universidad, 2007.

Ian GIBSON: Granada en 1936 y el asesinato de Federico García Lorca, Barcelona, Crítica, 1986.

Jorge MARCO: "La multitud invadió las calles. Experiencia, repertorios y marcos simbólicos de protesta (1931-1936)", en NICOLÁS, Encarna y GONZÁLEZ, Carmen (Eds.), Ayeres en discusión. Murcia, Universidad, 2008.

Manuel TITOS MARTÍNEZ (Coord.): Historia de Granada, Ideal, Granada, 2002-2003.

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